jueves, 25 de abril de 2013

Veintitrés

Veintitrés, dice mi madre que cómo puede pasar el tiempo tan rápido. Hace unos años no me quería separar de ella, y ahora no para de mandarme wassap para saber dónde estoy. 

La verdad es que no se porque extraña razón, el día de mi cumpleaños no estoy excesivamente feliz, creo que incluso todo lo contrario, quizás esté más sensible que de costumbre, aunque no entienda muy bien el por qué. 

Si pienso en mis dos últimos cumpleaños, no me traen buenos recuerdos. Quizás fueron los que más regalos recibí, pero no tuve alegría ese día. Por ciscustancias de la vida, mis dos pasados veintisietes de abril, no fueron como yo los quería.

Yo siempre suelo felicitar a la gente diciendoles que en ese día solo importan ellos, y que sean muy felices. Y la verdad no voy predicando con el ejemplo...

Asi que hasta hace un mes aproximadamente, decidí no celebrarlo este año. No quería una fiesta que me recordara al años pasado. Pero hoy me he dado cuenta, que no voy a tener una celebración si no ¡¡tres!!, pensandolo bien yo también me merezco ser la importante ese día. Además comenzaré mi día bailando y lo terminaré bailando.



"... los grandes bailarines no son geniales por su técnica, son geniales por su PASIÓN"
Martha Graham

miércoles, 3 de abril de 2013

Y se volvió a enamorar


Ella tenía miedo de volverse a enamorar, la vida no le había jugado buena pasada, y su experiencia la alejaba de la felicidad, y de rehacer su vida. Pero el destino movió sus cartas y allí se encontraban los dos, el uno cerca del otro. Sin pensar en ninguna consecuencia, dejándose llevar.

Él la prometió no hacerla daño, la pidió que se dejara llevar, y ella sin mediar palabra cerró los ojos y lo hizo, vivió durante apenas unos días en un cuento del que nunca quería saber el final. Pero nunca nada es lo que parece, la historia se volvió a repetir, y a la pobre niña la volvieron a romper el corazón, de la manera más sutil. 

Fue solo un mes, treinta y un días que la sirvieron para enamorarse perdidamente, y para volver a derramar sus lágrimas sobre su almohada por las noches. Ella ahora vaga por sus pensamientos, dándole tregua, y esperando a que todo sea mentira. Que un día abra los ojos y se dé cuenta de que el cuento era real.